viernes, 28 de octubre de 2011

Capítulo 12


-Es un chico encantador, os lo juro –decía Ashley con ojos soñadores. Suspira –Ha sido una tarde muy romántica.
-Puaj –Sarah hace gesto de vomitar por detrás de su hermana –No sabía que fueses tan cursi…
-A mí me parece muy dulce –sonríe Alice.
-A mí me parece un capullo –replica Danni. Él se había apuntado a escuchar la cita de su amiga, pero si llega a saber que iba a estar metido en una charla de chicas sobre sentimientos paso a paso, se la hubiese ahorrado.
-El único capullo aquí eres tú –responde seca.
-¡Venga ya! ¿Aún no me crees? ¿Cuándo te he mentido? –pregunta enfadado.
-¡Cada vez que salgo con alguien! –se levanta de golpe - ¡Me dijiste que Robb Nilson sólo quería salir conmigo para poner celosa a Lindsay Morgan!
-¿Y qué? Al final acabó saliendo con ella, ¿o no? –pregunta suspicaz.
-¡Eso no tiene nada que ver!
-¡No te mentiría sobre algo tan grave!
-¡Lo único que pasa es que estás celoso!
-¿Celoso yo? ¿Y por qué iba a estarlo?
-¡Porque yo salgo con alguien genial y tú no!
-¡Oh, por favor! ¡Yo salgo con quien quiero, no hay quien se me resista!
-¡Egocéntrico! ¡Nosotras nos resistimos!
-¡Tú no durarías ni dos minutos si yo fuese detrás de ti!
-¿¡Pero qué te crees?! –se pone colorada.
-¡Lo que oyes!
-¡Jamás caería en tus redes de patético casanova!
-¿¡Eso crees?! ¡Eso lo veremos! ¡Ashley Andrush voy a enamorarte!
-¡Eso no va a pasar aunque lo intentes durante mil años! Y aunque pasase, ¿qué? ¿Qué vas a hacer después? ¿Te enrollarás conmigo y luego me dejarás?
-Eh… no había pensado en qué hacer después… -se sienta de nuevo en el sofá con actitud claramente pensativa… dejando a los demás con los ojos abiertos de par en par. -¿Qué?
-¿Cómo que qué? –pregunta Lucy sorprendida -¿Qué vas a hacer?
-Para empezar voy a convencerla de que ese tío es un capullo. Y luego no sé… creo que me tomaré un flan –sonríe.
-A veces no sé por qué te hablo –Ashley también se sienta frotándose los ojos por el cansancio.
-Porque soy adorable –la abraza por los hombros -¿Podéis dejarnos solos?
  Las chicas se levantan enseguida.
-De verdad que estoy preocupado Ash –dice el chico escondiendo la cara entre el pelo de su amiga.
  La chica intenta serenar los latidos de su corazón. Está segura que si sigue así, Danni podría oírlos. Por suerte, dejó de ponerse roja por cosas así hace un par de años.
-No tienes porqué… Te juro que es un buen tío –asegura.
-No lo es, Ashley. Si no estuviera convencido de ello no te lo diría –la mira a los ojos. Está cerca, muy cerca de ella. Su garganta se seca y un sudor frío la recorre de arriba abajo.
-Por favor… -su voz suena muy débil- Déjame que cometa mis propios errores… No podéis estar protegiéndome siempre…
-En este caso sí –se acerca un poco más. El rubio se sorprende a sí mismo oliendo el pelo de la chica. Un olor a vainilla le inunda las fosas nasales. Con una mano le acaricia uno de los mechones del flequillo, apartándoselo de los ojos y colocándolo detrás de su oreja.
  Ante la caricia, la chica se echa a temblar. De hecho, le tiemblan tanto las rodillas que, está segura que de haber estado de pie, no habría podido evitar caerse. Lo mira a los ojos. Esos ojos grises que tanto le atraen. Él también mira los suyos. Y como si se hubiesen puesto de acuerdo, ambos miran los labios del otro. Se acercan aún más si es posible. Sus labios se tocan, apenas un roce, pero sirve para ponerles los pelos de punta. Una descarga los recorre por todo el cuerpo y, sorprendidos, se separan. Danni se pone en pie y Ashley lo sigue con la vista.
-Bueno –carraspea nervioso –no vuelvas a salir con él. No es, ejem, bueno para ti…
  Y sin más que decir, se da la vuelta y se va. La chica de ojos azules no puede tenerlos más abiertos. ¿Qué demonios acaba de pasar?
 
  Sarah entra en la biblioteca. ¿Qué hace ahí? Es algo que ni ella misma sabe. Se pierde entre las estanterías. Mira los libros que tanto le gustan a su hermana y a una de sus mejores amigas. No las entiende. Ella prefiere leer lo justo y necesario. Alice también lee… pero sólo novelas de esas super románticas que la harían vomitar. Ríe por lo bajo. Hay alguien más a quien le gusta leer tanto como a sus amigas. Su cara se transforma en una mueca. Él otra vez. Va a empezar a volverse loca. Ahora incluso lo ve delante de ella. Pestañea un poco. ¡Ah, no! Lo está viendo de verdad.
-¿Qué tal princesa? –susurra.
-¿Princesa?-pestañea confusa.
-La princesa de hielo… así te llaman ahora, ¿no? –está muy frío, algo muy raro en él.
-Tú nunca me has llamado así…
-Es que he pensado que el título te queda bastante bien –sonríe de lado. La chica lo mira, incrédula. ¿Qué demonios está queriendo decir? -¿Qué haces en la biblioteca?
-Paseo –se encoje de hombros.
-Ya me parecía…
-¿Qué leches te pasa? –pregunta enfadada –No es que me importe que te pase algo pero me estoy cansando de ese tonito pedante que estás usando.
-¿A mí? ¿Por qué iba a pasarme algo? No es como si me importase que fueses hablando de la vez que estuvimos juntos…
-¿Cuándo he hablado yo de eso? –ahora sí que está confusa de verdad.
-Cuando hablabais sobre la virginidad de Ashley –la rubia pone cara de concentración máxima, y, de repente, suelta una carcajada.
-Era una broma, sabíamos que estabais escuchando –ríe quitándose las lágrimas de los ojos –No puedo creerme que estés enfadado por eso.
  Eric no parece del todo convencido. Sarah lo mira muy seria. Suspira y se dispone a soltar todo lo que lleva dentro.
-No tienes derecho a enfadarte por nada, Eric. No fui yo la que dejó de llamarte… No soy yo la que tiene el corazón de hielo… -sin nada más que decir, se da la vuelta, dispuesta a salir de aquel lugar que, realmente, no es el suyo.
-Sarah… -la rubia se detiene pero no se da la vuelta –De verdad que lo siento… Me gustaría poder decirte por qué no podemos estar…
-¿Juntos? –ahora sí que lo enfrenta, con los ojos relampagueando de furia -¿Quieres saber por qué no podemos estar juntos? Yo voy a decírtelo. No podemos estar juntos  porque no confío en ti… porque no me gustas… y porque nunca jamás en la vida, volvería a cometer el mismo error dos veces.
  Eric queda en shock viendo como su amiga sale de la biblioteca como alma que lleva el diablo, levantando las quejas de la vieja bibliotecaria. Suspira con cansancio y apoya la espalda en una de las columnas. Y ahora, ¿cómo soluciona esto?

-Señorita Osment, espere un momento.
  Alice se vuelve en el pasillo. Mira aterrada como la profesora de matemáticas avanza hacia ella con paso seguro.
-¿Ocurre algo profesora? –pregunta con miedo.
-Así es señorita Osment –contesta seria- Acompáñeme a mi despacho.
  La pequeña rubia sigue cabizbaja a su profesora. El despacho no pilla lejos pero, aun así, no se libra de las miradas curiosas de todos los que se cruzan en su camino. La mujer abre una puerta.
-Pase –ordena autoritaria.
  Alice obedece sin rechistar.
-Siéntese –vuelve a ordenar.
  Hay dos sillas frente al escritorio. Escoge la más cercana a ella y mira a su alrededor. Es una habitación pequeña, llena de estanterías. Lee algunos títulos al azar y hace una mueca. Todos sobre matemáticas. No es la asignatura que más le gusta. El despacho tenía un toque antiguo muy característico de su profesora.
-Bien señorita Osment, supongo que se estará preguntando qué ocurre –empieza- Necesito que espere un poco más. Debemos esperar a alguien. Mientras tanto, ¿le apetece una taza de té?
-Esto… vale, gracias –la chica coge la taza que le tienden con la mano temblorosa. La mujer parece notarlo porque sonríe tranquilizadora.
  Cuando parece que va a decir algo, unos golpes en la puerta la distraen. Sin embargo, sonríe.
-Adelante.
  Un muchacho entra en el despacho con paso firme. Alice levanta la vista un momento y vuelve a bajarla, poco interesada. Inmediatamente, vuelve a levantarla y mira al chico.
-¡Drake! –la profesora le lanza una mirada incriminatoria. Rectifica tan aprisa como puede- Digo, señor Smith, digo… profesor Smith… señor…
  Roja como un tomate se apresura a bajar la vista al suelo otra vez. Segunda metedura de pata con él dese que llegó a Noshville. Desde luego, está sembrada este año.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Capítulo 11


-Mira, mira –un chico codea a su amigo mientras señala a alguien con la cabeza -¿Ves a esa tía? Es de la que te hablé en vacaciones… Sarah Andrush… “la princesa de hielo”.
-¿De qué habláis vosotros? –pregunta un tercer chico.
-De “la princesa de hielo” –contestan ambos.
-Nunca he entendido ese mote…
-Es porque nadie consigue enamorarla… Más que eso, nunca le ha gustado tanto un chico como para tener novio. Todo el que ha salido con ella, no ha durado más de una semana. Y todos cuentan que es muy fría… no se comporta como una adolescente normal… Es como si pasara de ellos…
-¿En serio? –pregunta su compañero.
-Ya te digo. Y por lo visto la tía besa que no veas… y lo que no es besar, ya me entiendes –guiña un ojo.
-¿Se tira a tíos con los que sólo dura una semana? –pregunta incrédulo.
-Claro hombre y todos  se quedan con las ganas de repetir. Pero ella no lo permite –explica.
-Pues tiene a muchos tíos detrás para haberse tirado a tantos…
-No son tantos, hombre, ella es muy exclusiva –le confía.
Sarah sonríe para sí. Ha escuchado toda la conversación. Es increíble cómo exageran las lenguas… ¿Ella tirarse a sus novios? Ni siquiera les ha permitido que la toquen… A diferencia de lo que podría pasarle a otras no le molestan para nada esas historias que cuentan. Le encantaba cómo la miraban todos los tíos, una mezcla de admiración y deseo. Pero, ¿quedarse con uno? No, que va, ella no cometería el mismo error de su madre. Bastante tuvo con ver cómo ella iba marchitándose poco a poco en una relación enfermiza como para cometer el mismo error, como sus dos hermanas. Nora embarazada y enamorada con una colegiala. Ashley una romántica, soñadora, de esas que creen en los cuentos de hadas. Resopla para quitarse el flequillo de la cara. Que boberías. Sólo una vez en sus casi 18 años, se permitió levantar sus barreras con un chico. Eric. Mueve la cabeza con fuerza. Ya estaba harta de pensar en él. Creía que ya tenía claro lo que había pasado. Eric es el mejor amigo de su primo y, como tal, la trata como si fuesen familia. Estaba claro. Había bajado sus defensas con él porque es como estar con su primo. Por eso.
Contenta con su propia deducción, continúa mirando su móvil. Lleva ya diez minutos esperando a Ashley. Al final ni las suplicas de sus amigas ni los enfados de Danni habían conseguido persuadirla de no salir con Matt. Es una chica testaruda donde las haya.
-¿Qué miras? –preguntan por detrás. Pega un respingo por la sorpresa.
-¿No sabes que es de mala educación asustar a los demás? – a pesar del susto inicial sonríe al encontrarse con una chica muy parecida a ella.
-Me lo han comentado pero, no suelo hacer caso –la coge del brazo y echan a andar –Y ya que no me lo preguntas, me ha ido muy bien.
-¿Por qué has tardado tanto?
-Oh, Sarah, gracias por tu interés, me lo he pasado genial, ha sido todo muy romántico, Matt es mejor de lo que me esperaba –habla con ironía mientras rueda los ojos.
-No estoy de broma –suspira – Vale, vale, cuéntamelo todo.
-Ahora no quiero –le saca la lengua –Vas a tener que esperar a que veamos a las demás porque no quiero contar las cosas veinte veces. Esta noche lo cuento.
-Pero, no te ha hecho nada, ¿no?
-Sari, lo que dice Danni es una tontería, no es más que un rumor estúpido –se queja.
-Bueno yo sólo lo digo por si acaso –se defiende.
-¿Sabes qué he oído viniendo hacia aquí? Había tres o cuatro chicos hablando sobre la “princesa de hielo”… ¿Este año también Sarah? ¿No crees que deberías centrarte un poco?
-Estoy buscando a mi príncipe azul –ironiza –Ash, despierta y mira el mundo, no necesitamos a nadie para pasarlo bien.
-Eso lo sé pero mejor si encuentras a la persona que te haga tener mariposas en el estómago, ¿no?
-No tienes remedio, paso de hablar contigo de ese tema –ríe.
Llegan a la puerta de la biblioteca, cruzándose con Danni y Eric que están saliendo. El rubio choca la mano con su amiga. Las miradas de Eric y Sarah se cruzan. Ella la desvía rápidamente y se maldice interiormente por el sonrojo que acaba de cubrir sus mejillas. Eric en cambio continúa mirando cómo se va. Hasta que algo lo saca de sus pensamientos.
-Eh, capullo –Danni le da una colleja -¿Qué miras?
-¡Au! Qué burro eres –se queja.
-¿Mirabas a Sarah? –pregunta con voz pícara- Ni lo pienses Romeo, me han contado que ya vuelve a las andadas.
-Nunca he creído en rumores y lo sabes –le recuerda –Además, no tengo intención de hacer nada con ella.
-¿Entonces qué mirabas? –pregunta curioso.
-Sólo me he quedado pensando y se ha cruzado en mi camino –explica.
-Ya, claro, y quieres que me crea que no te has fijado en esos pedazos de vaqueros que lleva que se le marca hasta el…
-¡Danni! –le pega una colleja a su amigo -¡No hables así!
-¿Y por qué te molesta? Si total, ahora que ha dejado de ser virgen, pasará al siguiente nivel con su próximo “novio” –razona.
-¿Tú crees?
-Pues claro, estoy convencidísimo. ¿Qué pensabas? ¿Qué sólo lo iba a hacer una vez en la vida? En cuanto se le presente la ocasión, chaval, y no te creas que no hay tíos en este internado dispuestos a hacerles un favor… ¡au! ¡Deja de pegarme! –se queja.
Eric vuelve a perderse en sus pensamientos mientras su amigo sigue refunfuñando por el último golpe. ¿Qué le importaría a él si Sarah decide acostarse con otro tío? Al fin y al cabo, fue él el que salió corriendo… Pero fue por una muy buena razón aunque no pueda decírselo. Ella no podría comprenderlo. Ni ella ni nadie. Sólo sus amigos saben lo que ocurre… Pero no podría hacerle eso a una chica… Y mucho menos a Sarah.

martes, 14 de junio de 2011

Capítulo 10


  La clase de historia estaba a punto de empezar.
-Chicas… -dice Ash- Matt no para de mirarme…
-¿Matt? ¿Matt Halliwell? ¡Anda es verdad! –dice Lucy.
-Te sonríe… -comenta Sarah con una sonrisilla pícara.
  Ashley le devuelve la sonrisa sonrojada.
-A alguien le gustas… -canta Alice.
-No digas tonterías –responde su hermana sonrojada.
-¿Por qué no? Es guapo y muy listo –comenta Lucy –Seguro que harías buena pareja.
-No estoy segura de querer salir con alguien… -su respuesta se ve interrumpida por la llegada de los chicos más alborotadores del internado. Se dirigen hacia ellas.
-Hola preciosas –saluda James.
-¿Ashley? ¿Podemos hablar un segundo? –pide Danni con carita de niño bueno.
-¿Qué quieres? –responde ella sin mirarlo.
-Pedirte perdón…A ver qué te parece esto… La última semana de vacaciones fui expresamente a comprarte ese chocolate con nueces que tanto te gusta… -la chica lo mira con los ojos muy abiertos –Y compré un montonazo… pensaba que podríamos comérnoslo en “nuestra noche”.
-¿Y? –pregunta anhelante.
-Si me perdonas, podríamos hacerlo el día que tú quieras…
-No sé –contesta dubitativa.
-Podría conseguir helado de chocolate y plátano –canta sonriente.
-¡Danni, amigo de mi vida! –la chica se levanta y lo abraza entre risas.
  Sus amigos se ríen también. No soportan verlos enfadados durante tanto tiempo.
-¿Qué dices Lucy? ¿No crees que tú y yo deberíamos tener una cita con helado y chocolate? Tú podrías echarte el chocolate y yo podría…
-¡¿Te has vuelto loco?! –grita golpeándolo con el libro de historia.
  Mientras Alice y Eric intentan quitarle el libro a su amiga pelirroja, el profesor de historia entra a clase. Es un hombre bastante alto, de edad avanzada, pero bastante fuerte. En su pelo se aprecian profundas entradas fruto de la edad. Su aspecto severo le hace ver temible.
-Chicos, no quiero ligues en clase, lo que tengáis que hacer, hacedlo en vuestros dormitorios –el cinismo es su mejor arma. Le encanta burlarse de sus alumnos –Bien, sacad los libros…
  Ashley saca un papel de libreta y escribe algo. Se lo pasa a Lucy, que está sentada a su lado, y ésta, a su vez, lo pasa a las mesas que están justo detrás, las de Sarah y Alice. Dice:
-¿Creéis que debería pedirle salir a Matt?
-¿Y Danni? –pregunta Alice.
-¿Qué pasa con él?
-Que él es el que te gusta –suelta Sarah.
-¿Y qué? Para él soy sólo una amiga… Quizá ya sea hora de dejarme de tonterías y salir con otros tíos.
-No me parece bien que juegues con Matt –dice Lucy.
-Es verdad… Además si quieres mi opinión… ¿no crees que Matt se parece mucho a Danni?
-¿Mucho? ¡Son dos clones! Unos ligones de la muerte, egocéntricos, engreídos, chulos, arrogantes…
-Sí… por lo menos a Danni ya lo conoces, no puede sorprenderte…
-¡No es cierto! No se parecen en nada, estáis desvariando.
-A ver, si quieres salir con él te apoyaremos cielo pero… ¿no deberías buscarte otro tipo de chico? Alguien que sea radicalmente lo apuesto a Danni.
-¡Que no se parecen!
-¿Ni un poquito?
-Bueno a lo mejor un poco sí… pero ¿qué más da? A lo mejor así consigo olvidarme de él… ¿Tiene sentido no? Estaría casi saliendo con él.
-No sería lo mismo…
-¡Claro que no sería lo mismo! Además se supone que quieres olvidarte de él, no coger un sustituto para que parezca que sales con él…
-¿Y qué pasa si lo estáis haciendo y dices el nombre de Danni eh?
-¡Sarah! –dicen las tres a la vez.
-Tú siempre igual…
-Eso no importa ahora… ¿qué vas a hacer Ash?
-No lo sé…
  En cuanto sonó el timbre, la gran mayoría de los alumnos salieron en tropel hacia la puerta. Las chicas se demoraron un poco guardando las cosas. Cuando se dieron cuenta sólo quedaban ellas, Matt y Danni hablando con una chica. En cuanto vio lo que estaba sucediendo a tan solo unos metros de ella se decidió. No podía estar así toda la vida… Además, dicen que un clavo saca a otro clavo ¿no? ¿Qué importaba si los clavos se parecían? El caso es que no eran iguales.
-¿Ashley? –la voz de Matt Halliwell la saca de sus cavilaciones.
-Hola Matt –dice con una sonrisa.
-Esto… yo me preguntaba si… querrías salir algún día conmigo…
-¡Claro! –“perfecto” piensa- ¿Cuándo quedamos?
-¿Te parece mañana a las 4?
-Sí, me va genial- sonríe.
-Vale… pues nos vemos mañana –se despide.
  Las chicas miran con los ojos desorbitados a su amiga. Les debía una explicación. Pero no era a las únicas.
-¿Qué acabas de hacer? –la voz de Danni la sorprende por la espalda causándole un respingo. Mira por encima de su hombro. La chica con la que estaba hablando lo mira indignada por dejarla hablando sola, termina de recoger y se marcha a paso rápido. Sin embargo, el chico parece no darse cuenta.
-Tu chica se va –comenta.
-No importa, ¿qué acabas de hacer? –repite con firmeza.
-Voy a salir con Matt, ¿qué tiene de malo?
-¿Con Halliwell? ¿Es que acaso te has vuelto más loca de lo que ya estás? –pregunta escandalizado.
-¿Por qué? ¿Qué pasa? –pregunta Sarah.
-¿Es que acaso no sabéis a lo que se dedica ese tío? Primero encandela a las chicas para salir con ellas, y en menos de una semana, ya ha conseguido enamorarlas. Todas aceptan acostarse con él en ese tiempo… y ni siquiera ha terminado cuando ya las está dejando –cuenta.
  Las chicas lo miran sorprendidas.
-¡Eso no es verdad! ¡Él tiene a muchas chicas detrás! Si fuese de esos, nadie querría estar con él…
-¿Tú crees que las chicas lo cuentan? ¡Es vergonzoso para ellas! Además… las que dicen que no quieren acostarse con él… bueno digamos que parece no tomarse muy bien las negativas… normalmente las fuerza…
-Eso ya te lo estás inventando Danni –dice Ashley –Si crees que me vas a asustar vas listo –recoge su mochila y sale del aula.
-¿Vosotras me creéis? –les pregunta a las demás –Sarah, puedes preguntárselo a James y a Eric y te dirán lo mismo que yo. Todos los tíos lo saben.
-¿Y por qué lo saben los tíos y nosotras no? –pregunta Alice.
-Ya te lo he dicho… las que se han acostado con él no quieren decirlo por vergüenza y las que lo han hecho a la fuerza… le tienen miedo ¿sabéis? Mucho miedo…
-¿Miedo?
-Las amenaza… su padre es un hombre importante… puede conseguir lo que le da la gana –comenta- Puede hacer que las expulsen a ellas o que despidan a sus padres de sus trabajos y nadie vuelva a contratarlos… a nadie le gusta ser la causa de la ruina de su familia ¿no os parece?
-Pero si eso es cierto… ¡Oh, Dios mío! ¡Ashley! –exclama Lucy.
-Exacto… hay que evitar que eso le pase a ella como sea…
-Pero… hay algo que no me encaja –dice Alice mientras se dirigen a su próxima clase –Si ellas no quieren contarlo… ¿cómo lo sabéis vosotros?
-Mira sé lo que pensáis –dice con amargura- Que sólo me dedico a salir con chicas tontas que se me ofrecen en bandeja de plata.
  Las tres chicas se sonrojan.
-Pues no es así, he salido con muchas que sí me gustaban de verdad… me gustaba estar con ellas, hablar con ellas, que me contasen sus cosas y yo las mías –les cuenta.
-¿Y a todas les ha pasado?
-No os lo creeréis pero sí ha sido un número elevado de ellas…las chicas que me gustan de verdad… digamos que… bueno no se dejan camelar tan fácilmente como las otras –sonríe.
-¿Por eso te gustan? ¿Porque son un reto?- pregunta Lucy.
-Digamos que eso es lo que más me atrae, pero también hay otras cosas… tienen que ser guapas, inteligentes, divertidas… sobretodo divertidas –ríe.
-Creo que te hemos juzgado algo mal –dice Alice con tristeza.
-Ni lo menciones, yo me lo he buscado… aunque podríamos ser amigos ¿no? –pregunta.
-¡Claro que sí! –Alice abraza a su nuevo “amigo”. Sarah se une aunque con reticencias… y Lucy lo mira desconfiada.
-¡Vamos Adams! Te prometo que voy a ser un amigo genial –promete.
-Mi amigo genial es Eric –refunfuña.
-Pero yo soy más divertido que Eric –asegura.
  Finalmente Lucy, se une al abrazo de grupo. Aunque no está muy segura de lo que hace. Tiene la sensación de estar metiéndose en la boca del lobo.
-¿¡Se puede saber que hacéis?! –grita alguien desde el final del pasillo. Las chicas se separan. James Andrush avanza hacia ellos a grandes zancadas seguido de Eric, que intenta frenarlo.
-¡James! ¿A qué no sabes qué? –Danni se adelante sonriente haciendo que su amigo se pare en seco -¡Las chicas serán nuestras amigas!
-¿¡Qué?! –exclama Lucy -¡De eso nada! ¡Sólo eras tú, él no entra en el trato! –se cruza de brazos.
-Pero pelirroja, nosotros somos inseparables –dice James ahora sonriendo – Es un paquete.
  La chica se aleja de ellos refunfuñando. ¿En qué momento se le ocurrió meterse en eso?

lunes, 16 de mayo de 2011

Capítulo 9


Septiembre corre a pasos gigantescos. Antes de que nadie se dé cuenta, el trabajo para clases se ha acumulado de una manera vertiginosa. Pero no es eso lo que hace que haya tanto revuelo en la sala de nuestros protagonistas.
-¡Sí! ¡Ya era hora! –grita James.
-¿Qué pasa? –pregunta Eric.
-¡Empieza la temporada de voleibol! –grita a su vez Sarah.
-Todos los años igual… -refunfuñan Lucy y Alice.
-Sois unas aburridas –Ashley les saca la lengua.
-¿Volveremos a formar equipo?- pregunta Danni.
-¡Eso no hay ni que preguntarlo! Llevamos juntos desde los 11 años y no hemos perdido ni una sola liga –se enorgullece James
-Entonces, hay que avisar al resto –dice Ashley pensativa.
-Lo haremos ahora en el desayuno… hay que empezar a entrenar en seguida –James ha sido el capitán del equipo desde el primer momento -¡Vamos, rápido!
  Las gemelas y Danni salen pitando de la sala rumbo al comedor. Más tranquilas van Lucy y Alice, hablando de los últimos cotilleos.
-Eric, espera, ¿has pensado lo que te dije? –pregunta James retorciéndose las manos.
-No sé James… ¿por qué no simplemente se lo preguntas tú? –pregunta el chico preocupado.
-Porque a mí no va a querer decírmelo… -se queja.
-Hagamos algo, intenta ser su amigo, sé tú mismo, sé simpático y si no lo consigues… te diré lo que quieras –promete.
-¿En serio? –dice emocionado -¡Gracias tío!
  La mañana pasó rapidísimo. Todos los estudiantes estaban pensando en sus propios equipos  y técnicas de voleibol. Y es que el torneo anual era un gran acontecimiento. Los ganadores de Noshville se enfrentarían a mediados de Junio (justo después de los exámenes) a los ganadores de otros colegios con igual prestigio de diferentes países. ¡Eso sí que era un torneo! Desgraciadamente para el resto del colegio, durante seis años había estado ganando el mismo equipo, y hacía tres que también ganaban en los “mundiales”.
  Ya era casi de noche cuando los jugadores llegaron a la sala.
-Uff –Ashley se tira en uno de los sofás.
-¡Ashley! –regaña Lucy -¡Estás toda sudada, no te eches ahí!
  La chica suelta un gruñido como respuesta, pero se levanta y va a ducharse, seguida de su hermana. Más tarde, las chicas se separaron para poder hablar a gusto mientras los chicos jugaban a las cartas. 
-Tengo una idea –susurra Sarah -¿Queréis asustar a James un rato?
-¡Claro! –dice su hermana entusiasmada.
-Siempre estoy dispuesta a humillar a ese grandísimo ególatra –se apunta Lucy.
-Si no hay más remedio… -contesta Alice.
-Muy bien –dice aún bajito –Vamos a hablar en un tono que parezca que no queremos que se enteren pero en el que puedan escuchar con claridad, ¿está claro? Sólo seguidme el rollo.
-Hecho –responden las tres a la vez.
-A ver Ash, no sé por qué le das tanta importancia a la virginidad –empieza mientras sus amigas abren los ojos como platos, especialmente su hermana que se pone roja –Si yo fuese tú la perdería cuanto antes.
  Los oídos de los chicos ya están puestos en la conversación.
-¿Cómo puedes decir eso, Sarah? –pregunta Ash.
-Mira, mejor hacerlo con alguien que sabe primero, así cuando encuentres a tu media naranja, no quedaras mal –razona.
-¿Estás segura?
-¡Claro! ¿A quién podrías pedírselo? –pregunta.
-¡A Danni! –exclama Alice. Al nombrado se le caen las cartas de la impresión.
-¡Qué dices! –la chica está completamente roja.
-Tiene sentido –dice Lucy –Es tu mejor amigo. ¿No fue ese el razonamiento del primer beso? ¿Aprender? Podrías pedírselo… Además él está muy experimentado en ese tema.
-¡No puedo pedírselo a él!
-Tranquila –dice Sarah –Mira, mi primera vez fue horrible.
  Esta vez, es a Eric al que se le caen las cartas. ¿Cómo que horrible?
-Sí, no sabía qué hacer y digamos la verdad, el chico no estaba para nada dotado –dice haciendo un gesto con las manos. El pobre chico casi se cae del sofá al oírlo –¡Y terminamos en seguida! Bueno terminamos… terminó mejor dicho.
  Las chicas intentan aguantar la risa. Ahora llega lo bueno.
-¿Y tú qué Lucy? ¿Nos cuentas tu primera vez? –pregunta Alice.
-No lo he hecho… -James suspira con alivio. Al menos su pelirroja está a salvo.
-Pero puedes contarnos lo que te enseñó ese italiano este verano… -dice Ashley de forma sugerente. James se cae del sofá -¡James! ¡Deja de hacer ruido! –Cuando el chico se levanta refunfuñando, la pelirroja empieza.
-Pues veréis… digamos que ahora yo sé hacer lo que hacen algunas para aprobar… y hablo de las que no tienen cerebro –ríe.
-¿Y contigo cómo se portó? –pregunta Sarah curiosa.
-Oh, fue un caballero –James aprieta fuerte los puños para no golpear la mesa –Sólo quería que yo disfrutase.
  Las cuatro vuelven a reírse.
-Lucy, ¿no has pensado en pedirle a alguien que se acueste contigo? –pregunta Ashley.
-La verdad es que si… ¿pero a quién voy a pedírselo?
-Podrías decírselo a James, seguro que está encantado –dice Alice.
-¡Sí, hombre! ¡Venga ya!
-¡Claro que sí! ¡Podría ser vuestro reto de este mes! Conseguir que James y Danni se acuesten con vosotras –exclama Sarah.
-¡Que no! –se horroriza la pelirroja.
-Ash, tú no has dicho nada –dice Alice -¿Lo estás pensando?
-No sé… Es posible –sonríe con picardía –Bueno, Danni es muy guapo y mejor con él que con otro ¿no?
-¡Se acabó! –grita James poniéndose de pie -¡Danni! ¡Si tocas a mi prima te mato! –se abalanza sobre él, apretándole el cuello. Mientras el chico se pone morado, Eric está en un rincón. Su orgullo ha sido dañado…
  Ante este panorama, las chicas rompen a reír. ¡Qué divertido es confundir a los chicos! ¡Se lo creen todo!